viernes, 30 de octubre de 2009

White Dwarf 6



Coincidiendo con el día de apertura se puso a la venta el número 6 de la revista White Dwarf y con este se cumplió un año de vida de la publicación.

Ian aprovechaba el editorial para dar cumplida cuenta del aniversario, anunciaba una serie de cambios bastante importantes durante el segundo año del magazine y a su vez animaba a los lectores a participar activamente en la revista para lo cuál podían empezar rellenando un cuestionario incluido en ese mismo número.
En esta ocasión la portada corrió a cargo de Chris Beaumont.
En este número comenzaba una sección a cargo de Don Turnbull que con el correr del tiempo acabaría convirtiéndose en un clásico de la revista, pero que además traería toda una serie de consecuencias no todas agradables para GW.
En los pasados números 4 y 5, Don había presentado unos artículos llamados "Monsters Mild and Malign" en los que describía criaturas creadas para D&D por autores amateur y aparecidas en fanzines, particularmente americanos. Don hacía uso de estos monstruos en parte como conejillos de indias para su propio Monstermark System, pero la idea en sí de la creación y publicación por parte de los lectores debió gustarle bastante ya que en el número del que estamos hablando presentó su Fiend Factory, el cuál se nutría de ese concepto y ofrecía a todos los aficionados que lo desearan la posibilidad de ver sus "criaturas" aparecer en una publicación "internacional". En esta primera entrega, ya que no contaban con material de los aficionados por razones obvias, aparecieron el "Needleman" de Trevor Graver, el "Throat Leech", el "Bonesnapper", el "Mite" y el "Fiend" del propio Ian Livingston (quien sería un gran colaborador y seguidor de esta serie) y por último el "Disenchanter" y el "Nilbog" de Roger Musson.

Siguiendo con los contenidos de este número y no pudiendo dejar sin comentar las secciones aquejadas de la fiebre del plomo, podemos leer el repaso que de la mano de John Norris se hace a la marca americana de miniaturas Archive Miniatures, y además se anuncia la salida al mercado de una nueva gama dentro del ya extenso catálogo de Miniature Figurines (Minifigs) llamada "El Valle de los Cuatro Vientos".

La revista empezaba a dejar atrás sus días de adolescencia con un formato más cuidado y unos artículos más amplios, que además daban una mayor libertad a los aficionados para discutir la validez de estos, al tiempo que les permitía participar en la publicación.

miércoles, 21 de octubre de 2009

El día después...

Había pasado el día de inauguración dejando una cuenta de más de 300 personas visitando la tienda a lo largo de la jornada.


Se hacía evidente que existía un mercado emergente para los productos que comercializaba Games Workshop. Es más, cuando se recuperaron del impacto inicial de ver a tanta gente haciendo cola ante la tienda, Ian se giró hacia Steve y en un medio susurro, atragantado por la impresión, le dijo –“Creo que tenemos algo”-… Estaba claro que no todos los días serían tan fuertes, pero aunque sólo acudiera la cuarta parte de lo que habían tenido el primer día, posiblemente el volumen de trabajo sería insostenible para dos personas solas a jornada completa, si además habían de compaginar la atención a los clientes con las labores administrativas. Así que desde el principio contaron con un empleado para reforzar el horario de la tienda. Este habría de ser Trevor Graver y tiene el honor de estar considerado como el primer y más antiguo empleado de GW.

Ahora tenían que acondicionar debidamente la planta superior y convertirla en una auténtica oficina desde la que gestionar los distintos trámites burocráticos de pedidos, tasas, facturas, etc. Y, además, mantener abierta la línea de venta por correo. En aquella época muy poca gente contaba con un lugar al que acudir a comprar material relacionado con el mundo del hobby y que estuviera a pocos kilómetros de su casa. Por norma, debían recorrer grandes distancias hasta las capitales de condado o incluso del país. Así que las ventas mail order eran una parte muy importante del negocio.
A efectos de mejorar la oficina habría que buscar un computador y tal vez contratar más personal, pero eso aún estaba por ver.

Con el paso de los días, además, se demostró que la ubicación elegida por la Agencia Inmobiliaria para abrir la tienda era inmejorable, ya que a escasos metros girando la esquina estaba la Escuela Privada Latymer School, la cuál contaba con un alumnado de inteligentes muchachos provenientes de familias acomodadas. Era de lo más normal que al dar las cuatro de la tarde, al salir de las clases, un grupo nada despreciable en número, se acercara a la tienda y que compraran, cada uno, unas pocas miniaturas y algún juego. Esto ayudó mucho a Games Workshop a mantenerse en el mercado durante los primeros meses.

La tienda funcionaba, la revista funcionaba y tenían sus propios eventos anuales. Ahora era el momento de estabilizar y consolidar lo ganado.

domingo, 18 de octubre de 2009

El día de apertura

El día 1 de Abril de 1978 amaneció nublado, tras una fría noche con alguna lluvia (para desesperación de los chicos que hacían cola en la calle), la cuál había dejado algunos charcos aquí y allá por la calle.

Ian y Steve se levantaron particularmente temprano aquella mañana ya que habían decidido acercarse a la tienda para abrir un par de horas antes del horario fijado, es decir a las 8:00 de la mañana en lugar de a las 10:00, y así disponer de un margen de preparación y para calmar los nervios antes del gran momento. Como ya hemos dicho no esperaban una afluencia masiva, tal vez una docena de clientes el primer día, o incluso llegar al par de docenas, ¿cómo saberlo?
Lo que jamás habían esperado fue lo que se encontraron al doblar la esquina al llegar a Dalling Road…
Una cola de impacientes muchachos aguardaba ante la puerta y se perdía rodeando el edificio. ¡Debía haber cerca de cien personas allí! y aún faltaban un par de horas para abrir.
Conforme se acercaban a la puerta la gente les preguntaba si iban a abrir ya, si pensaban hacer alguna promoción especial y mil cosas más del mismo estilo.
Los dos amigos no podían creérselo y sólo para dejar constancia, cogieron la cámara de fotos que tenían preparada para inmortalizar aquel día tan especial para ellos y justo antes de dejar pasar a la gente al interior hicieron una instantánea del grupo ante la puerta.
Aquel día Games Workshop abrió temprano.

Phil Mannion, el más que paciente muchacho que llevaba más de 15 horas esperando aterido por el frío, recibió una más que merecida compensación en forma de oferta especial al adquirir una copia del juego “Empire of the Petal Throne” al simbólico precio de 1 £. También se ganaron su derecho a aprovechar ofertas especiales los siguientes madrugadores de la cola, Oliver MacDonald, David Coast, John Pope, Jonathan Barrett, Stephen Nigel y Peter Coles, consiguieron cada uno un set en caja de Dungeons & Dragons al irrisorio precio de 50 peniques y “sólo habían tenido que esperar unas 7 horas de cola”.

Es necesario remarcar el hecho de que GW abrió la primera tienda dedicada al 100 % a juegos de fantasía y ciencia ficción en Europa. Hasta la fecha las tiendas de ocio eran o bien simples jugueterías o locales especializados en juegos de mesa clásicos y wargames históricos, con poca o ninguna paciencia para los “infantiles entretenimientos” que ofrecía la fantasía. Con la irrupción, no obstante, de D&D esta tendencia inmovilista comenzó a cambiar y casi todos los comercios dedicaron alguna de sus secciones al Rol y los juegos puramente fantásticos. Pero por otro lado las posturas de los aficionados empezaron a radicalizarse y algunos de los que al principio habían visto en D&D una pequeña y pasajera molestia, ahora lo contemplaban como una amenaza a su larga preponderancia.
De este modo, no es de extrañar que algunos de aquellos primeros visitantes en aquel primer día, compararan la tienda con el Santo Grial de los roleros europeos. Tenían todo el material que les gustaba bajo un mismo techo y además en grandes cantidades. Esta expresión comparativa se seguiría repitiendo en los siguientes meses, cuando grupos de “expedicionarios” franceses y alemanes cruzaban el Canal de la Mancha con el único objetivo de conocer tan singular establecimiento.

Durante las siguientes semanas se mantendría la afluencia de gente a un buen nivel, aunque, claro está, no tan elevado como el primer día.

Foto superior izquierda: la cola en el día de apertura ante la tienda
Foto central derecha: Ian y Steve revisan el material antes de abrir
Foto inferior izquierda: una pequeña muestra del stock disponible en Hammersmith

lunes, 5 de octubre de 2009

El día antes...


El 31 de Marzo de 1978 Ian y Steve pasaron el día ultimando los detalles previos a la apertura de la tienda de Hammersmith.

Un último vistazo a las baldas, que todo estuviera limpio y bien presentado; la oficina en la planta de arriba aún no estaba completamente acondicionada y era casi más un almacén que una oficina, pero por lo demás todo estaba tan preparado como cabía esperar.
Finalmente se marcharon a su apartamento pronto para descansar y acostarse “temprano”.

Sus expectativas no iban más allá de un inicio tranquilo durante las primeras semanas, quizás incluso los primeros meses, al menos hasta que la gente se diera cuenta de que estaban allí. Habían publicitado lo mejor que habían sabido o podido la fecha y lugar de inauguración, haciendo uso de la revista de la casa, de otras revistas y fanzines amigos e incluso de tiendas dedicadas a juegos y ocio por todo Londres y alrededores. Pero aunque no concebían un éxito fulminante ni una afluencia de público masiva, se encontraban nerviosos, intranquilos, como si lo que tuvieran al día siguiente fuera una primera cita. Aquella noche en el antiguo piso de la era Victoriana nadie pudo pegar ojo.

Lo que ellos no tenían forma de saber era que aquel mismo día y ya a últimas horas de la tarde, un ansioso muchacho llamado Phil Mannion había llegado ante las puertas de la tienda y armándose de paciencia se colocó bajo el cartel con las letras recién pintadas que anunciaban al mundo la existencia de la primera tienda Games Workshop dispuesto a pasar toda la noche esperando. Pero no sería el único. Algunas horas después, pero aún muchas antes de la hora de apertura, empezaron a llegar otros madrugadores dispuestos a visitar la única tienda de Europa dedicada por entero a los juegos de fantasía. Y así la cola de gente frente a la puerta empezó a alargarse.