
Su primera colaboración fue en las gamas de Fantasy Adventurers, Fiend Factory y más tarde en la de Fantasy Tribes. En aquel entonces no se les exigía una línea de trabajo concreta, sino que se les pedía unas pocas criaturas de tal o cuál tipo y ellos acudían un par de semanas después con el resultado. Según nos dice Alan “Ian y Steve tenían buen ojo para las miniaturas, las valoraban y nos compraban las que más les habían gustado. A continuación se las enviaban a Bryan Ansell para que hiciese los moldes en Citadel.”
Su primer acercamiento a Bryan no pudo ser más desafortunado. Su carácter algo huraño en concordancia con su aspecto de Hombre del Norte, con las grandes patillas y el bigote que lucía por aquel entonces, intimidaban a los dos jóvenes hermanos, y cuando Michael casi hizo saltar por los aires la fábrica, Bryan estuvo a punto de rescindirles el contrato.
“Había diseñado una especie de jabalí con plastilina y masilla epóxica que me serviría de cabalgadura para un jinete orco”, explica Michael. “Había usado la plastilina para crear el esqueleto de la miniatura, con la masilla epóxica envolviéndola. Lo que yo no sabía por aquella época era que los moldes se hacían presionando el modelo maestro en goma y a continuación, ejerciendo una presión extrema y calor. El núcleo de plastilina se fundió, creando una cámara de aire dentro del modelo que rápidamente explotó, cubriendo toda la sala de moldes de plastilina caliente y goma humeante. Después de aquello, recibí una llamada cortante de Bryan diciéndonos que no volviéramos a usar plastilina nunca más, ¡y así fue como aprendimos todo lo que hay que saber del proceso de moldeado!”
No obstante Bryan llegó a valorarlos, no sólo como miniaturistas, sino como buenos amigos con intereses comunes, hasta el punto de que Wargames Foundry, otra de las aventuras empresariales de Bryan, cimentó su éxito en el trabajo de los gemelos.
En un primer momento su sueldo era de 3£ a la hora, lo que para un par de jovenzuelos era una pequeña fortuna. El único problema era convencer a Ian y Steve de que habían dedicado tantas o cuantas horas a cada miniatura, y siempre intentaban bajarles un poco el sueldo.
Pero de estos días Alan y Michael lo que más recuerdan son los partidos de béisbol. Aunque tuvieron que abandonar la liga antes de lo que les hubiera gustado debido al alto niv
el que estaban alcanzando los encuentros: “…una cosa es jugar por diversión ¡y la otra volver a casa lleno de morados hechos con bolas a 100 millas por hora!” sentencia Michael.
Durante aquellos primeros años sus diseños estuvieron presentes en la mayoría de líneas de Citadel, algunas de las cuáles ya hemos comentado en anteriores entradas. Más adelante veremos más sobre su trabajo, conforme avancemos en la historia de Games Workshop, e incluso sobre otros aspectos de su vida.
Su primer acercamiento a Bryan no pudo ser más desafortunado. Su carácter algo huraño en concordancia con su aspecto de Hombre del Norte, con las grandes patillas y el bigote que lucía por aquel entonces, intimidaban a los dos jóvenes hermanos, y cuando Michael casi hizo saltar por los aires la fábrica, Bryan estuvo a punto de rescindirles el contrato.
“Había diseñado una especie de jabalí con plastilina y masilla epóxica que me serviría de cabalgadura para un jinete orco”, explica Michael. “Había usado la plastilina para crear el esqueleto de la miniatura, con la masilla epóxica envolviéndola. Lo que yo no sabía por aquella época era que los moldes se hacían presionando el modelo maestro en goma y a continuación, ejerciendo una presión extrema y calor. El núcleo de plastilina se fundió, creando una cámara de aire dentro del modelo que rápidamente explotó, cubriendo toda la sala de moldes de plastilina caliente y goma humeante. Después de aquello, recibí una llamada cortante de Bryan diciéndonos que no volviéramos a usar plastilina nunca más, ¡y así fue como aprendimos todo lo que hay que saber del proceso de moldeado!”
No obstante Bryan llegó a valorarlos, no sólo como miniaturistas, sino como buenos amigos con intereses comunes, hasta el punto de que Wargames Foundry, otra de las aventuras empresariales de Bryan, cimentó su éxito en el trabajo de los gemelos.
En un primer momento su sueldo era de 3£ a la hora, lo que para un par de jovenzuelos era una pequeña fortuna. El único problema era convencer a Ian y Steve de que habían dedicado tantas o cuantas horas a cada miniatura, y siempre intentaban bajarles un poco el sueldo.
Pero de estos días Alan y Michael lo que más recuerdan son los partidos de béisbol. Aunque tuvieron que abandonar la liga antes de lo que les hubiera gustado debido al alto niv

Durante aquellos primeros años sus diseños estuvieron presentes en la mayoría de líneas de Citadel, algunas de las cuáles ya hemos comentado en anteriores entradas. Más adelante veremos más sobre su trabajo, conforme avancemos en la historia de Games Workshop, e incluso sobre otros aspectos de su vida.
Foto superior: los gemelos en plena acción guerrera
Foto inferior: posando con fotos de otra de sus pasiones el coleccionismo de material militar real