
Con apenas cuatro o cinco años de edad se inician en los juegos de guerra en su vertiente más infantil, creando ejércitos de soldados usando para ello limpiapipas (un invento originalmente dedicado a la función de la que toma su nombre, pero que en épocas más recientes se ha mostrado como un exitoso producto para manualidades) a los que posteriormente les pintaban las caras con rotuladores y usando piezas de Lego como edificios y vehículos. Más tarde, ya a mediados o finales de los 60, conocerían la marca de figuras Airfix y sus numerosos sets de miniaturas, como los de la Guerra Civil Americana o el de Robin Hood y este acercamiento al mundo de las miniaturas derivaría rápidamente en el interés por la pintura, usando como tantos otros veteranos enamel de la famosa marca Humbrol. De estos juegos de niños a los wargames sólo había un paso. Si bien sus primeras incursiones en los juegos de estrategia fueron usando reglamentos inventados, con numerosos fallos y lagunas, les proporcionaban una base a partir de la cuál podrían dar el salto hacia reglamentos más complejos y realistas de los del tipo que publicaba Avalon Hill. De forma que este interés primerizo por los juegos de estrategia y por los soldados en miniatura de cualquier tipo, despertaría en ellos un sincero interés por la parafernalia militar y la reconstrucción histórica, pero esto habría de llegar mucho más tarde.
El hecho de crecer en una familia cuyos padres poseían una vena artística, o al menos creativa, posiblemente influyó en gran medida en su gusto por el trabajo manual, primero pintando sus figuras y poco tiempo después, con unos quince años de edad, empezaron a modelar sus propias creaciones, usando para esto plastilina o cualquier otro producto que consideraran apropiado, hasta que descubrieron una masilla más profesional, la epóxica. Si bien no descartaban otras pastas de modelismo o el uso de plasticard, etc.
Mientras aún estaban en la escuela, donde estudiarían la opción de Artes en el Nivel A, y antes incluso de estar inmersos en el mundo de la escultura en “miniatura” (en aquel entonces modelaban a escala de 54 o 90 mm. sin tomar en consideración en ningún momento escalas más pequeñas) habían empezado a visitar una tienda de su entorno, llamada Mikes Models. Allí solían comprar maquetas y las miniaturas de Minifigs, las cuáles acostumbraban a llevar de nuevo a la tienda una vez pintadas para enseñárselas a los dependientes e incluso dejarlas en exposición o haciéndoles pequeños trabajillos freelance, ya que uno de ellos, Steve Attwood, era un buen pintor y escultor ocasional, es más, fue Steve quien primeramente les animara a que se iniciaran en el mundo de la escultura. En este punto se limitaban a esculpir estas figuras a gran escala para si mismos y para el grupo local de la British Model Soldier Society, y llevando sus creaciones a concursos.






Foto superior: los dos hermanos en 1985
Fotos centrales: ambos hermanos son grandes amantes de la reconstrucción histórica
Fotos inferiores izquierda: Alan Perry
Fotos inferiores derecha: Michael Perry
Los hermanos Perry. Creo que son unos escultores tan prolíficos y de tanta calidad, que han marcado un antes y un después en el mundillo.
ResponderEliminarTengo prácticamente toda su línea de miniaturas para el Imperio de WHF de los años 90, y son de las miniaturas más divertidas de pintar que he tenido.
Que encima Michael siguiera trabajando a buen nivel tras el accidente... dice mucho de su talento.
Lo de Michael es algo más que increible. Me han contado una historia sobre su recuperación realmente alucinante. Espero que pronto podais leerla del puño y letra de quien me la contó a mí.
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