Tras un poco de publicidad en la revista y sobre todo gracias al boca a boca los pedidos empezaron a llegar.
El ritmo de venta por correo era constante y creciente, pronto hubieron de reinvertir lo ganado en realizar pedidos cada vez más cuantiosos.
Ya en este momento los dos compañeros habían decidido que el negocio funcionaba y su intención iba más allá de la simple subsistencia, tenían la posibilidad de ampliar el negocio y ¿...quién sabe? ganar una pequeña fortuna.
Aun así los costes de importación del material, la autopublicación del fanzine, etc. devoraban una gran parte de sus ingresos, no obstante los pequeños ahorros que podían reunir serían suficientes para embarcarse en proyectos de mayor calado.
El ritmo de venta por correo era constante y creciente, pronto hubieron de reinvertir lo ganado en realizar pedidos cada vez más cuantiosos.
Ya en este momento los dos compañeros habían decidido que el negocio funcionaba y su intención iba más allá de la simple subsistencia, tenían la posibilidad de ampliar el negocio y ¿...quién sabe? ganar una pequeña fortuna.
Aun así los costes de importación del material, la autopublicación del fanzine, etc. devoraban una gran parte de sus ingresos, no obstante los pequeños ahorros que podían reunir serían suficientes para embarcarse en proyectos de mayor calado.
El mes de Agosto de 1975 había visto el fin definitivo de los planes para organizar un evento en Londres basado en el mundo de los juegos. Tres aficionados, John Mansfield, Hartley Patterson y Tony Anderson, cargados de entusiasmo y de grandes ideas habían decidido poner toda la carne en el asador y montar su propia reunión multitudinaria, a la que llamaron en un alarde de originalidad Games Convention. La iban a realizar en un hotel de la capital y con ella querían demostrar a todo el mundo que tuviera relación con los juegos como se debían llevar a cabo este tipo de actos. Su intención principal era fomentar los aspectos más sociales del hobby por encima de los competitivos, y la aceptación fue en un primer momento muy favorable por parte del público general. Pero algo se torció en el proceso y de un primer frenazo de los preparativos se pasó a una cancelación en toda regla.
Games Workshop no podía dejar escapar la oportunidad de rellenar el hueco que dicha cancelación dejaba, así que reforzaron las gestiones que ya habían iniciado unos meses antes para crear su propia convención.
Games Workshop no podía dejar escapar la oportunidad de rellenar el hueco que dicha cancelación dejaba, así que reforzaron las gestiones que ya habían iniciado unos meses antes para crear su propia convención.
Tras varios retrasos (sus primeras estimaciones marcaban Agosto o Septiembre como fecha para la ocasión, aunque posteriormente se vieron obligados a cambiar la fecha a Septiembre u Octubre y no fue el último cambio) y habiéndose enfrentado a muchos inconvenientes finalmente estuvieron dispuestos. La fecha definitiva para tan magna ocasión fue el sábado 20 de Diciembre de 1975 y el lugar elegido el Seymour Hall en Westminster, cerca de la estación de metro de Marylebone. Este centro de carácter social había visto muchas celebraciones deportivas en años pasados (pugilísticas sobre todo), así como bailes para los soldados durante la Segunda Guerra Mundial y ya en los últimos tiempos reuniones de amigos con sus juegos de
mesa, fueran del tipo que fueran.
Este sería el primer Games Day y no solo sería una convención dedicada a los juegos modernos pertenecientes a la gama de Games Workshop (hablar en aquel momento de una gama propia era algo más que precipitado), sino que sería un trampolín desde el que otros comerciantes y clubs de jugadores podrían darse a conocer.
El número 11 de Diciembre de Owl & Weasel dobló el grosor habitual de páginas para presentar el programa general de actividades, así como para publicitar debidamente el acto.
Se avisó a la prensa local para que quedara testimonio de la ocasión.
Este sería el primer Games Day y no solo sería una convención dedicada a los juegos modernos pertenecientes a la gama de Games Workshop (hablar en aquel momento de una gama propia era algo más que precipitado), sino que sería un trampolín desde el que otros comerciantes y clubs de jugadores podrían darse a conocer.
El número 11 de Diciembre de Owl & Weasel dobló el grosor habitual de páginas para presentar el programa general de actividades, así como para publicitar debidamente el acto.
Se avisó a la prensa local para que quedara testimonio de la ocasión.
Mientras tanto estos días cercanos a las Navidades bullían de excitación y trabajo, el ritmo era tremendo y la salud de los dos de Shepherd’s Bush se resentía por los “excesos”, pero cada vez estaban más emocionados y empezaban a sentir que estaban en el centro de algo muy grande y realmente diferente.
Foto inferior derecha: Owl & Weasel 11 Diciembre 1975